Serendipia

Yo no busco, encuentro.

P. Picasso

Parece evidente afirmar que quien busca encuentra pero, es bien cierto que una actitud permanente de búsqueda permite afirmar con Picasso que lo que uno hace es estar encontrando. Hay que reconocer que no todo lo que un día despertó nuestra atención mantiene su interés con el paso del tiempo y no encuentra sitio en un proyecto futuro, por lo que sería necesaria una revisión periódica de lo almacenado para corroborar o no, su interés inicial y tal vez, decidir darle un destino distinto.

Serendipia: una disposición del ánimo, una manera de hacer, una atención permanente como la descrita, que encaja en el concepto del buscador sistemático, del investigador de método empírico, es tan antigua como la historia de los humanos.

“Andar en ello”, una actitud constante de búsqueda por la que cuando uno encuentra algo de su interés, se para y sin pensarlo dos veces sabe que ha encontrado lo que le servirá un día para el trabajo que le ocupa o tal vez, para otro aún no empezado pero ese algo, un alambre, una madera, un libro, una piedra un hueso o una pluma, ¡tanto da! ahí queda. Acaba de producirse una relación de aproximación y pertenencia por la que ese elemento, formará parte parcial o totalmente de un trabajo que básicamente existe en la cabeza de quien lo encuentra, de quien lo cuenta.

El modo mental y físico, en que se produce la apropiación está determinado por la circunstancia, por el volumen, la oportunidad etc. Así que es posible tomar una o varias fotos, apartarlo a la orilla, preguntar por si tuviera dueño o simplemente apañarlo, cargar con él y darle un sitio en el taller junto a objetos semejantes que esperan su turno, o bien formará parte de un puñado de fotos que con otras propias o ajenas, total o parcialmente se materializará como parte de un proyecto.

Es un tipo de proceso creativo en el que el azar pone también su mano y en el que convergen ideas diferentes referentes a uno o varios proyectos mas o menos autónomos o interelacionados. El resultado es un sujeto buscador-encontrador y, un montón de objetos, conjunto de elementos formales, materias primas, materiales y objetos que, desde que son seleccionados pasan a formar parte de un archivo personal cargado de sugerencias y datos varios por los que encontrará o no, un nuevo lugar y significado en un trabajo futuro.

Uno necesita una herramienta para lanzar una flecha para propulsar una lanza ligera y en cada cosa que se topa encuentra o desecha posibilidades relacionadas con su necesidad, siempre tanteando hasta que encuentra una rama o un trozo de hueso donde con una herramienta de corte, ajusta el nuevo útil a su función. Tal vez mas tarde y por sugerencia de la forma o por el uso a que se destina decida tallar con la punta de sílex el ciervo objeto de la caza. Tenemos así un nuevo objeto en el que se encuentran en armonía la relación entre forma y función, principios básicos del diseño y a la vez un objeto simbólico en el que se representa el universo simbólico del cazador. Así lo podemos ver en el lanzadores neolíticos de hueso encontrados en nuestras cuevas.

Aunque se atribuye a Picasso y Duchamp el concepto del ready-made fueron tan solo quienes implantaron esta manera de hacer en el arte contemporáneo europeo. Esta es una actitud -estética y/o laboral- permanente en el comportamiento diario de un artista , artesano o diseñador desde que nuestros antepasados homínidos. Así éstos objetos encontrados ocupan una parte del espacio del taller donde no sólo duermen amontonados o aislados hasta encontrar futuro acomodo, sino que se relacionan con otros de naturaleza semejante o contraria con los que se establecen afinidades, encuentros, adaptaciones o rechazos…

El proceso que estoy describiendo, es uno de los que frecuentemente me ocupa y aunque cuento con el azar como auxiliar de trabajo, es la ordenación, colocación, etc. quienes en función de las ideas que me ocupan, sugieren y encuentran o no, su ubicación en la obra.

Pero en otros casos será la cabeza, la mano o las tripas quien dirija el proceso.

Top